La razón que me dio fue que los
pases pertenecían exclusivamente a cada persona y que su efecto era tan avasallador,
que sólo aquellos que habían tomado el camino del guerrero con verdadera
seriedad podían practicados.
Necesito aclarar un punto de suma
importancia al respecto: don Juan Matus no se interesó jamás en enseñar su
conocimiento. Él estaba interesado en perpetuar su linaje. Nosotros, sus cuatro
discípulos, éramos los elementos, los medios -escogidos, dijo, por el espíritu
mismo ya que él no había participado de manera activa en ello- que iban a
asegurar su perpetuación. Por esta razón hizo esfuerzos titánicos para
enseñarnos todo lo que sabía acerca del chamanismo, o la brujería, y acerca del
desarrollo de su linaje.